lunes, septiembre 21, 2009

¿Amnesia u olvido oportunista? LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y EL FASCISMO







El Presidente argentino, Néstor Kirchner, ha reaccionado desproporcionadamente por un artículo –ya antiguo-, del actual Canciller chileno, Ignacio Walker, en el cual éste señaló: “Tiendo a pensar que el verdadero muro que se interpone entre Chile y Argentina no es la cordillera de los Andes, sino el legado del peronismo y su lógica perversa”.

Citando el libro “Nuestros vecinos argentinos”, de Alejandro Magnet –publicado en 1953-, Walker sostiene que allí se “relata de manera descarnada los rasgos autoritarios, corporativos y fascistoides de la llamada "doctrina peronista" y el movimiento al que dio lugar, el "justicialismo".

Considerando el intento sistemático y desembozado de la Democracia Cristiana chilena –en la cual Walker milita-, por ocultar sus propios orígenes “autoritarios, corporativos y fascistoides”, legado de la Falange Nacional de la cual se originó, no sorprende que en realidad, las críticas de Walker al peronismo, sean análogas a las críticas que un Demócrata Cristiano podría hacer a la propia Falange por idénticos motivos.

Al respecto, sería interesante que el Canciller Walker revisara el libro “Chile: de la Falange Nacional a la Democracia Cristiana” *, del Historiador español José Díaz Nieva, donde –por sólo citar un ejemplo- se menciona la asistencia de Eduardo Frei Montalba y Manuel Antonio Garretón al Congreso Iberoamericano de Universitarios Católicos, celebrado en Roma en 1993, donde los jóvenes pudieron apreciar en vivo los discursos del Duce, al cual Garretón calificaría de “genio”, de “gigante”, asegurando que el fascismo constituía “la más grande tentativa de remedio de los males del régimen democrático-liberal”.

De Italia, Garretón y Frei pasaron a Francia –donde el último asistió a una clase de Maritain-, y luego a Bélgica, donde tomaron contacto con organizaciones católicas entre las cuales destacaba la figura de León Degrelle, fundador del Rexismo. Díaz Nieva señala: Frei definió al nuevo movimiento como un partido que aspiraba a implantar en Bélgica un régimen fascista totalitario y católico, y a los rexistas como “milicias ciudadanas listas para morir y combatir por Cristo Rey como los cristeros de méxico”. El líder de fascismo belga era visto por Frei como un joven político bien provisto de talento, que había logrado, manejando con un brío extraordinario los medios de publicidad, fascinar a decenas de burgueses”. Según Norbert Lechner y Fernando Silva, Degrelle influyó notablemente en los jóvenes chilenos.

Finalmente, en España, Frei y Garretón tomaron contacto con la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), y –por supuesto- con la Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas (FE de las JONS), el incipiente movimiento que lideraba José Antonio Primo de Rivera. De esa visita vendría la recomendación del libro “Defensa de la Hispanidad” de Ramiro de Maeztu, como lectura obligada a los miembros de la Falange Nacional chilena. Frei mismo se entrevistó varias veces con José Antonio Primo de Rivera, al que calificó de un joven “simpático, dicharachero y bastante humano”, “una figura atractiva, brillante como orador y expositor, valiente, sincero y muy audaz”.

Respecto a los “rasgos autoritarios”, cabe señalar que la Falange –al igual que el Partido Socialista y el Movimiento Nacional Socialista, entre otros-, también formó una rama paramilitar. Díaz Nieva señala: “El cuerpo militarizado de la Falange Nacional estaba formado por afiliados cuyas edades debían estar comprendidas entre los 15 y los 30 años. El Equipo, compuesto por cuatro falangistas, era la unidad inferior; a su frente se encontraba uno de sus componentes con el grado de Base. La unión de cuatro Equipos constituía una Sección dirigida por un Sub-brigadier. La estructura mayor era el Grupo compuesto por cuatro Secciones mandadas por un Brigadier”.

A la organización se le dio un uniforme que le caracterizara y, al mismo tiempo, la diferenciara de las TNA del Nacismo y las milicias de la Izquierda: el uniforme consistía en una Camisa Azul con correaje negro: el mismo uniforme de la Falange Española.

Respecto del Corporativsimo, baste señalar que cada Falangista debía inscribirse en un registro especial según su oficio o profesión. De ese modo se crearon órganos de carácter fundacional conocidos como las Corporaciones, cuyo número, organización y atribuciones correspondía establecer al Presidente Nacional. La dirección de estos órganos era el Consejo Nacional de Corporaciones.

De allí que el artículo del Canciller, en realidad no refleje más que sus propias opiniones ideológicas respecto del fascismo, del corporativismo y del autoritarismo. Su análisis económico respecto del legado del peronismo es común a una parte de los argentinos –quizá precisamente los que no se beneficiaron del peronismo-, quienes desde entonces han venido culpando a Juan Domingo y Evita, de todo lo que en lo sucesivo ocurrió en Argentina.

Sin embargo, habría sido interesante que Walker hubiese hecho al menos una breve mención de que los aspectos que critica del Peronismo existieron también en la Falange Nacional: de esa forma no podría acusársele de “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.

Por todo ello, es claro que tanto la opinión de Walker como la reacción de Kirchner, reflejan ambas una miopía política extrema: criticar al Fascismo no tiene novedad alguna, de hecho, es de perogrullo y propio únicamente de idiotas, en el sentido Dostoyewskiano del término...



* Díaz Nieva, José; "Chile: de la Falange a la Democracia Cristiana", Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 2000.

"LA DEMOCRACIA CRISTIANA Y EL FASCISMO" Alexis López, en: http://redpublicacipolitana.mforos.com/107918/2412168-la-democracia-cristiana-y-el-fascismo