jueves, enero 15, 2009

el funeral que nadie ve

Dios está acostado de espaldas con la vista fija, extraviada en el infinito que el mismo ha creado y cuidado por milenios. Tiene el rostro compungido, la boca rígidamente estirada, seria y ambigua, entre tristeza y enojo. Nadie se acerca a verlo y quienes pasan por su lado apenas asoman la mirada para salir de la curiosidad, pero como nunca lo han visto, lo consideran un desconocido y se van. Mientras tanto, Dios sigue ahí, impertérrito sobre las telas blancas que acolchan el féretro, iluminado en su palidez por los cuatro candelabros esquineros. Ni una flor, ni una corona lo acompañan. Bajo el ataúd unos niños corren zigzagueando entre las patas de los candelabros jugando al pillarse. De pronto, dos de ellos se esconden bajo el cajón, uno ocultando una chapita con la estrella de David y otro, su medialuna musumlana, asustados luego de sentir cómo una gran roca acerada cae impetuosamente junto al cajón levantando una polvareda enorme y que mientras se disipa deja entrever uniformados aun inidentificables que se acercan armas en ristre y varios de sus amigos empolvados, tendidos tal como está Dios en su cajón. Para ellos, el juego del pillarse perdió la gracia.

martes, enero 13, 2009

Margaritas

Qué lindas son las margaritas,

Flores nacidas para el sacrificio

Que se desnudan en caprichosos conteos.

Porque crecen en los jardines

Y brillan silentes en su figura austera.

Porque "margarita" en griego significa "perla"

Y es un nombre personal

Que solo puede llevar la mujer,

Porque las margaritas

Son la insignia de Venus,

Que se dibujan con las sonrisas

De las mujeres más lindas

Y como perlas brillan en sus comesuras,

Iluminando sus rostros,

Convirtiéndolos en dulces amaneceres

Que lo iluminan todo,

Que pueden dominar la tierra completa.

jueves, enero 08, 2009

La envidia ronda...

Piñera va caminando por la Plaza Victoria, en Viña del Mar. De atrás lo acompaña un séquito variopinto de periodistas con sus celulares y micrófonos en ristre, guerrilleros de la información amarilla, mientras una cantidad de transeúntes con la misma actitud provinciana de los santiaguinos contempla el recorrido del famoso. Algunos se acercan para conocerlo. De pronto, desde el embaldosado pavimento emerge erguida cual obelisco la estatua humana de un vaquero, frenando el paso de Sebastián Piñera y enrostrándole el afán morboso de la turba periodística (generalmente fervorosa admiradora de la mafia del arcoiris y de la cultura del fusil y el puño en alto) por ver la generosidad ajena que la propia no es capaz de manifestar. Entonces, el asediado, en un se metamorfiza en un acto más farkiano que kafkiano y estipendia en el pequeño receptáculo de la falsa escultura un billetito azúl doblado en dos y le ofrece un, aunque publicitario, correcto y de biennacido saludo de mano, a lo que el hombrecito tiende a negar en responder por un par de segundos, hasta que finalmente accede.

Fin del acto. Los insidiosos periodistas aplauden sin dejar de comparar ese acto con el del otrora contendor en fortuna, de cabellos a lo Shirley Temple y lo comentan como el farkazo de Piñera, mientras en La Moneda el circense ministro Vidal comenta omitir el tema y un sarcástico “señor Gatica” llamado Camilo Escalona lanza irónicamente. “no se vaya a desfinanciar”.

Me pregunto si alguno de ellos habría dado un billete al artista callejero, probablemente no. Quizás Vidal le habría dicho, vaya el lunes y veremos si la presidenta lo puede recibir, o, como está de moda, diga que fue mirista y por culpa del 73 perdió de ganar plata en la empresa MIR (¿S.A. o Ltda..?) o que su mamá murió para el terremoto del 85 y como estaba Pinochet a cargo del gobierno, en una de esas la pasan por víctima política. O peor, quizás le habrían dejado un billete también azulito, pero o con una pifia en el código o quizás habrían retirado el vuelto.