miércoles, enero 19, 2011

Chile, tan lejos de Santiago


Más allá del gas, de que el Gobierno haya planteado subirle el impuesto en la Región de Magallanes (impuesto que luego de ser en un principio de casi un 17% -que desde una perspectiva económica no afecta cuantiosamente el bolsillo, es menos que un IVA-), lo trascendente del problema es que desentraña algo más de fondo, y que guarda estrecha relación con las fortalezas y oportunidades de que gozan algunas regiones del país en desmedro de otras.

El problema surgido a partir de la inmensa dependencia del gas por parte de los magallánicos, hizo que estos problemas de las diferencias interregionales, que aunque en la forma parecieran tener un tinte de resentimiento, sin embargo no dejan de estar afirmados en una verdad tan cierta y evidente, que por lo mismo ha sido soterrada por los distintos gobiernos anteriores, desde la última división geo-política: el problema de la centralización y la pésima y desigual distribución de los recursos y oportunidades entre las distintas zonas, la carencia de políticas serias y concretas sobre un plan energético sistémico a nivel país que considere de verdad a las regiones, una solución real y eficiente al problema de transportes y una solución efectiva para el aislamiento de que son víctimas no sólo los magallánicos por su obvia ubicación geográfica, sino también otras zonas que ni siquiera están tan alejadas de Santiago, el centro geopolítico del país.

Más allá de los cuestionamientos que si ENAP vende más barato a Methanex, que si la empresa estatal está quebrada o no, que si es sustentable para el Estado y si sus activos en otras empresas extranjeras generan ganancias sólidas o no, el problema del gas ha sido una más de tantas gotas rebasa-vasos en el problema de la discriminación regional negativa, ya que por mucho que el aumento en el precio del gas sea tan mínimo como un 3% el factor climático hace que la dependencia de dicho combustible sea tan tremenda y por ende, encarezca el costo de la vida casi tanto como cuando en Santiago nos suben a tasas mayores el precio de la electricidad en el invierno. Pero claro, la diferencia con Santiago es que a esto, se suma que por un factor geográfico (reiterando), por estar a una distancia cercana a 2.500 km del centro económico-político-administrativo del país y con un difícil acceso que se da solamente por barco o avión, todos los productos de consumo son muchísimo más caros.

Si bien el trabajo del ministro Golborne permitió llegar a un acuerdo y zanjar el problema contingente del alza en el valor del gas mediando en un 3% más subsidios a las familias de menores ingresos, esto no es más que un sosiego aparente, no es más que poner paños fríos a un enfermo afiebrado y cuyo problema de fondo si no se soluciona de raíz va a seguir convulsionando en una contenida latencia, tal como el magma volcánico, pero que por cualquier mínimo estímulo puede detonar. Y ahí la receta usada no sirve dos veces.

miércoles, enero 05, 2011

Historia del probo gesto de la niña Lavín y los diablos vendiendo cruces

La hija de Joaquín Lavín, actual Ministro de Educación, rindió la PSU como muchos jóvenes de nuestro país. También como muchos jóvenes (lamentablemente, no la mayoría) obtuvo un puntaje que le permite entrar digamos que holgadamente a estudiar una carrera universitaria, probablemente sin los sufrimientos de las tediosas listas de espera. Como no muchos jóvenes, la intención de la hija de Lavín es estudiar Pedagogía, carrera que ha estado en boga últimamente, no tanto por su demanda sino por las críticas de que ha sido objeto tanto la carrera como el contexto en que se desenvuelve. Y como pocos hijos de personeros de gobierno, amigos, simpatizantes y afines... en realidad, corrijo, según la memoria de estos últimos 20 años, ninguna que se conozca (y como se dice en publicidad: lo que no se conoce no existe), como un gesto probo, decidió no aceptar la beca que ofrece el Ministerio a quienes se interesan en estudiar pedagogía y pagar su arancel como cualquier hijo de chileno común y silvestre. Como coincidencia, encuentro un artículo de El Mostrador que a modo de brieff, recordaba y acusaba la pitutología de los últimos 20 años y cómo la desigualdad que tanto se critica se cultiva en la cuna de quienes hacen las críticas al sistema.

Sebastián Dávalos, hijo de la presidenta Michelle Bachelet, entró a hacer la práctica a la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON) en 2005, cuando su madre era precandidata presidencial y lideraba las encuestas. Como explicaba en 2007 el cientista político Patricio Navia en una columna, a diferencia de la mayoría de los alumnos de ciencia política en Chile, Dávalos recibía un sueldo de 250 mil pesos. Además se quedó trabajando allí pocos meses antes de que su madre fuera Presidenta, a pesar de que “fue un alumno mediocre en una universidad poco exigente”.

“Como profesor de ciencia política en la Universidad Diego Portales – señalaba Navia -, puedo atestiguar con seriedad que Dávalos recibió un trato especial en DIRECON precisamente por ser hijo de la candidata presidencial de la Concertación. Si se hubiera llamado Sebastián Pérez González y no fuera hijo de nadie, jamás hubiera entrado a hacer la práctica en DIRECON y mucho menos estaría trabajando ahí ahora. En cambio, le pasaría lo mismo que a la mayoría de los titulados de administración pública y ciencia política de la Universidad Central. Pegas malas, cuando hay pega. Claro, hay excepciones, otros igualmente apitutados que Dávalos Bachelet”.

Otro favor especial lo tuvo Cecilia Frei. A fines de los 90 su esposo, el periodista Felipe Gertdzen, fue a España con una beca y la hija del entonces Presidente, Eduardo Frei, lo acompañó.

Allí, y según explicó su propio padre cuando le preguntaron por el caso, ella hizo un curso de fiscal pero sin beca, lo que significaba que el hijo que esperaba nacería apátrida. Para evitar eso, le solicitó al canciller de la época y actual jefe de la OEA, José Miguel Insulza, que buscara una fórmula para solucionar el asunto.

Y así lo hizo: autorizó la designación de Cecilia Frei de “adicto civil ad hoc” de la embajada en España. El cargo es honorífico y se entrega como premio por la contribución a las relaciones entre Chile y el país en que vive el designado. Este nombramiento le permitió a la familia Gertdzen-Frei ahorrarse los trámites legales para obtener la nacionalidad chilena para su hijo.

Un lujo que otros miles de chilenos apátridas no pudieron darse. Pero Cecilia Frei no fue el único hijo de presidente que contó con este beneficio: en los ‘80 Marco Antonio Pinochet fue adicto civil de la embajada de Chile en Washington, mientras era embajador Hernán Felipe Errázuriz.

Becados apitutados

A Ricardo Lagos Weber le tomó más de 15 años titularse en Ciencias Jurídicas. No fue un alumno brillante y egresó en 1985 con un promedio acumulado de 5,02. En su examen de grado obtuvo un 4,0.

En 1990 y luego de haber realizado un Magíster en Desarrollo Económico en la Universidad Sussex (Inglaterra), Lagos Weber postuló a la Beca Presidente de la República para realizar un doctorado en Cambridge. El ex ministro Secretario General de Gobierno obtuvo la beca mientras su padre era ministro de Educación, y regresó a Chile en 1995, pero hasta hoy tiene pendiente la presentación de la tesis.

Otro caso: la asistente social y esposa del periodista Javier Insulza, hijo de José Miguel Insulza, Claudia Hernández, obtuvo una beca Presidente de la República en 2005 para estudiar Administración en la Universidad Castilla de La Mancha, en España.

Su beca fue de tres años, período que se inició a fines de 2005. Durante ese lapso aparecía en la nómina de funcionarios a contrata de la Subsecretaría del Interior, contratada como experta, con grado 5 de remuneración. En Madrid vivía en un piso amoblado del exclusivo barrio de Salamanca, cerca de Chueca, en cuyo living destacaba un gran retrato del matrimonio, sonrientes junto a Michelle Bachelet.

Consultada al respecto, Hernández señala que “el estatuto administrativo establece que funcionarios públicos pueden acceder a mantener su cargo y el sueldo al hacer estudios en el extranjero, porque se va en calidad de comisión de servicio e incluye a los funcionarios que obtienen la Beca Presidente de la República, siempre que cuenten con la aprobación del ministerio”.

“Se puede mantener la comisión de servicio hasta cinco años y yo estuve tres. Estuve a finales de 2005 en octubre y volví el 2008. Hoy me desempeño como una funcionaria más, me cambiaron de funciones por haberme ido a estudiar. No soy la única. Me gané la beca, postulé al patrocinio del ministerio, lo acogió y estaba todo en regla. No tiene nada que ver con que me haya casado con Javier Insulza”.

En "Privilegios en puestos y becas. Los apitutados de siempre" ElMostrador.cl, 23 de Noviembre 2009