lunes, enero 25, 2010

REBOSANTE

La sonrisa más luminosa que he visto en tan escasos dientes. El resplandor de sus ojos lo decía todo y todo lo iluminaba con su felicidad rebosante de inocencia, enajenada de todo vicio, de toda maldad, ensimismada en su propia fantasía que dibujaba mirando el mundo externo. Un arcoiris parecía salir de su boca estirada al límite de su capacidad.

En vano había ruido, en vano había insultos, en vano había preocupación por llegar un minuto antes. Ella seguía ahí, imperturbable junto a la ventana disfrutando el paisaje lleno de casas, árboles, gente poco amistosa y un sol abrasante. Cada minuto era una dosis de motivos por los cuales sonreir.

Hasta que la mano de su guía se juntó con la de ella y aún con la felicidad eterna de su locura extranjera, bajó del carro de metro y se despidió de todos moviendo una de sus manos con la gracia de una mariposa, mientras el carro se alejaba de su alegría que aún seguía emitiendo un arcoiris.