domingo, abril 30, 2006

COMO UN SUEÑO

Extraño. Esta semana ha sido como despertar en el desierto después de beber una botella. Quizás es como siempre debiera haber sido todo. Quizás. Extraño. De pronto cambió la vida. Los proyectos se congelaron y se ha despejado el camino para que acelere a fondo mi tesis, que con la ansiedad de avanzar vertiginosamente para terminar pronto me tiene con la angustia que me condena. Camino abierto. Extraño.
Quizás se anunciaba así. Quizás. Yo creo que ya ni sé cómo me llamo. Es como que pasó Moisés y abrió las aguas. Quizás, algo se anunciaba, porque Venus volvió a aparecer de entre la nada, con su belleza que se deja abrir con la suavidad que se abre un libro. Extraño. Una rosa brilla en el jardín y se hace acariciar por los rayos del sol.
Es extraño. Ya las uvas no tienen el mismo sabor. Y la vida saca un conejo de su viejo sombrero.
Aparece el compañero punk que no veía en años. Quizás estaba perdido en el baúl de la universidad, o anduvo de viaje con El Principito. Reapareció con la misma gracia con que se perdió.
Todo es extraño. Acaso la vida retomó su rumbo o el reloj se detuvo. O fui yo, que he abierto los ojos después de haberlos cerrado mucho tiempo sin que nadie me lo pidiera. O morí y me reencarné en otro. No quiero pensar que sea sólo un lindo sueño y despertar para dejar que todo se desvanezca como la imagen frente a un espejo.

viernes, abril 14, 2006

LECCION DE UN FIN DE SEMANA ESPECIAL

De vez en cuando la vida, nos gasta una broma,
y nos despertamos sin saber qué pasa,
chupando un palo sentado sobre una calabaza.
(De vez en cuando la vida - Joan Manuel Serrat)

He dicho en varias ocasiones que no hay mejor capital que los amigos. Los amigos, después de la familia, son el bien más valioso que uno puede tener, ya que trascienden en la vida y en la muerte. En la vida, es obvio, son los complementos emocionales con que uno cuenta muchas veces, tanto para dar como recibir. En la muerte, son la manifestación de la fidelidad eterna. Sólo los amigos son capaces de recordar con objetivo cariño al compañero fallecido, de integrar a cada evento su virtual presencia y de honrar cada acto que lo recuerde.

Un amigo es la instancia más próxima que nos da la vida extrafamiliarmente para dar amor, para querer y respetar tremendamente. Un amigo es más que una simple compañía, es un alter ego, otro-yo, una segunda personalidad, con la que se comparte la vida con completa transparencia. Pero también, un amigo es una segunda conciencia, alguien que te dice cuando estás haciendo algo bueno y cuando no.

Un amigo es la manifestación fraterna del amor, de la caridad. Dei caritas est. Dios es amor. Y el amor es transparente y desinteresado, por eso, el amor verdadero dura, no se termina de repente ni obedece a las circunstancias; no cambia por variantes físicas o económicas; es incondicional y supera los egos. Y por eso, los amigos de verdad son carros de tren que se unen en alguna parte de la via y no se separan hasta que cumplen su ciclo.

Estamos en Semana Santa, y Cristo nos deja una gran lección de caridad. Fue capaz de entregar la vida por los demás, como el mejor amigo de todos. De amar a los otros sin importar si eran prostitutas, pescadores o cobradores de impuestos, todo lo contrario que hicieron quienes lo llevaron a la muerte, como Caifás, que lo persiguió por robarle importancia. Incluso de proteger a los suyos, como cuando le dijo a Pedro que lo negaría 3 veces. Cristo dio y recibió. Tuvo su círculo de amigos, capaces de responder fielmente a la amistad, hasta la muerte; incluso el traicionero Judas, cuya conciencia terminó pesando más que sus actos. Cristo nos da hoy una tremenda leción de amistad y nos lleva a la reflexión con 3 acciones implícitas hacia nuestros más cercanos, que pese a que muestran nuestra debilidad, nos fortalecen grandemente: pedir perdón por los errores, dar las gracias por la capacidad de querernos y decir te quiero a todas esas personas que en verdad queremos. Son 3 actos que cuesta cumplir, pero son tremendamente importantes.
Por eso, saludo a todos mis grandes amigos... en realidad, mis amigos, con quienes llevo años y pretendo continuar juntos, como esos viejitos que al final se cuentan cuántos van quedando vivos: Gonzalo, Rocío, Cristina, Carola, Podrigo, Tamara, Luchi, Alvaro, Alfonso, Manuel. Pocos, pero de verdad. Algunos que prácticamente no veo, pero que sé que están ahí, tal como saben que también lo estoy. Estoy muy agradecido de tenerlos, porque son verdaderos tesoros. Gracias por la amistad que han sido capaces de continuar post colegio, post universidad, post circunstancias. Los quiero mucho a todos, de verdad, pese a que no los vea siempre y les pido perdón por haberles fallado alguna vez, porque olvidé sus cumpleaños o no he estado con algunos en momentos difíciles.
Cuando estaba en la U muchos se hicieron "amigos", casi nadie tenía amigos de antes... Me siento privilegiado.

lunes, abril 10, 2006

HUARIS DAY

-Voy saliendo de la casa, como a las 8 y cuarto estoy por allá.
-Pero apúrate, eso sí. Se supone que a las 8 estábamos en la casa del negro.
Como ya era un cuarto para las nueve y Alfonso no llegaba, decidí esperarlo en la esquina. Partimos mal el Huaris Day, ese día instaurado por todos los excompañeros del Bosco, del alcoholizado Ced, en recuerdo del gran Víctor Huaracán. Este año no nos juntamos en el cementerio porque cada año llegábamos menos: el año pasado fuimos cinco y casi no dimos con la tumba. Y Gonzalo no pudo ir porque estaba de cumple su mamá. De hecho, habría preferido ir sólo a saludar a la tía, pero ya había comprometido a varios excompas y no podía ser como el capitán Araya, así que pensé ir un rato al huaris day y después irme al depa a saludarla.
Alfonso llegó a las nueve con su andar patuleco. En el camino a la Avenida, Scooter, sí, el de la maqueca, nos ataja para pagarle al Alfo unas hierbas que le debía. (¡mish!)
-El Daniel te las paga después, porque ahora anda en Viña con la prima (doble ¡mish!)
Después de toda una peripecia para poder cambiar 10 lucas y pagar la micro hasta el 23, llegamos al paradero. Un gran bus del transantiago nos esperaba.
-¿Nos vamos en esta? –le pregunto a Alfonso. Me dice que bueno y nos subimos.
En el paradero 20, el bus toma la tercera pista. Sospechoso. Más sospechoso aún, que se detiene con el semáforo en verde.
-Hueón, esta micro parece que dobla acá –le digo
-No huevís, si tú me dijiste que nos viniéramos en ésta.
Advertencia, jamás tomen la 115. Tuvimos que terminar el recorrido a pié, hasta que llegamos a la casa del Negro Jaime como a las 9:45. El carrete era en un inesperado galpón, donde guardaban micros y camiones, pero en ese momento, sólo había un remolque al fondo, que servía de urinario, mientras los de siempre chupaban cervezas y fumaban pitos. Me tomé tres vasos de cerveza antes que fuéramos a comprar, previa micción. Ante mi moción de tirar algo a la parrilla, se decidió por gastar 24 lucas en licor: 3 Barceló, 2 Piscos, 8 cervezas y bebidas. Para picar... hielo. Harto para 11 huevones: el chico Silva, el Blas, la vieja Reyes, el Barrera, el Alfonso, Valencia, Careca, Milton, flaco Paredes, negro Jaime y Yo. Todos están igual.
Desde ahí, me conté 3 cubas libres, suavecitas y con harto hielo, conversadas con el vieja Reyes, a quien estimo harto, y el Careca, mientras sobre mi cabeza se desplomaba una inmensa nube de THC, de los incontables caños que todos, menos yo, fumaban. No me volé, pero como que me aceleró la curadera. Pese al leve mareo y la lengua enredada, a las 11 y media decidí pararme para ir al depa de Gonzalo, a saludar a la tía. “Filo”, pensé, “si meo se me pasa”.
A vuelta de ir al remolque, habían llegado Eduardo González, Valenzuela y Mezzano. Hola y chao. Un “habla bien, huevón” me pareció escucharle al chico Mezzano cuando lo saludé. Filo, me voy. El Alfonso, que antes de pararme, estaba sobrio, ahora no estaba por ninguna parte y había dejado un vómito junto a una micro que habían entrado al galpón.
- A lo mejor está detrás de las matas de sandía -me dice el flaco Paredes. Imposible, las sandías crecen a ras de suelo. Así que me vine, con mareo y sin mi amigo.
Ya en la Gran Avenida, las luces del Sensación se veían dobles. Eran las 11:45 y no pasaba ni una puta micro, ni un puto taxi. Con la meada ni se me había pasado la curadera, me sentía más patético y sólo quería ir a mi cama, sin saludar a la tía Emilia, sin ver al Gonzalo ni a la Chío. Saqué un chicle, para calmar la espera, ya que no estoy fumando. Como a las 12 aparece el Blas. “¿Te viniste?” le dije en mazamorriento castellano.
-Si, al negro le dio sueño y los demás se van a ir luego, se van a repartir el copete.-Más patético aún.
En eso, Blas paró un taxi que me dejó en la casa.
El domingo desperté vestido sobre la cama cerrada, con zapatos y el chicle aún en mi boca, hecho mierda. Claro que sin caña. Para saber de Alfonso, lo llamé. Y con voz todavía somnolienta, me contesta:
-Hueón, me encontró el Peña. Me quedé durmiendo debajo de la micro... todavía estoy pasao a petróleo.

lunes, abril 03, 2006

EL TOUR DE LOS MALOS SANTOS

En El Mercurio un aviso recita buscando señoritas buena presencia, solteras, para privado de San Antonio. Por Dios que tenemos cagados a los santos en Chile. Si el cielo tuviera buenos abogados ya nos habrían quemado a todos. Partiendo por el mismo San Antonio, que le tocó una de las calles más malas del centro: llena de oficinas tránsfugas, dudosas casas de masajes, es horrible y es el lugar de reunión de los lanzas. Para qué hablar del puerto San Antonio: feo, hediondo, sucio y cuma. A Santiago le dieron una ciudad de la que todos arrancan. ¡Y cómo no va a ser, si está tan malito!... San Camilo está lleno de maracas y travestís, San Francisco es tan viejo que ya está que se viene abajo. Santa Rosa tiene pésima imagen: pobre, peligrosa, fea, sucia... ¿Acaso a alguien le da gusto recorrer Santa Rosa?¿Alguien se atrevería a esperar micro a las 11 de la noche en algún punto de Santa Rosa? Santa Rosa... pobrecita.

San Diego se salva un poco, pero es popular, viejo y feo. Santo Domingo, igual que San Francisco, está que se viene debajo de lo puro viejo, aunque al menos tiene la oportunidad de tener una playa ABC1, cosa que los demás santos deben envidiarle.

San Ignacio y Santa Victoria andan bien. Sí, son piola. Santa Isabel, también. Quedó bien parada la Chabela, le dieron una calle amplia y bastante decente. San Miguel es otra cosa, está pero demasiado bien... ¡ejem!

A San Isidro lo jodieron: es como el hermano menor de Santa Rosa, y todos se enojan con él cuando Santiago se inunda cada vez que llueve. Para colmo, cuando esto ocurre, el San Carlos, que está lleno de mierda, desparrama a todos lados.

San Pablo tampoco tiene muy buena reputación (“pa`llá pa`bajo”, dicen al nombrar la calle) San Ramón está lleno de flaites, igual que San Joaquín. Y a Santa Rita todos quieren hacérsela chupete... en realidad, a San Pedro junto con Santa Helena y Santa Emiliana, también. San Jorge hasta hace poco era un chanchito rojo dentro de un círculo amarillo, pero sigue siendo un paté, un paquete de vienesas, un jamón y una mortadela. San Damián vive carreteando...

Por último, yendo a la salud, Santa María no te deja entrar sin un cheque en garantía y menos mal que a San José lo hicieron de nuevo, porque daba pena lo indigno que estaba... claro que hasta hace poco se le morían los pacientes.

Quizás llegue algún día en que una Santa Rocío cambie todo esto. Ahí, en realidad ya no seríamos Chile, seríamos el Nirvana.