lunes, agosto 28, 2006

RECORDANDO COSAS EMPELOTANTES

El otro día, en una conversación, salió el tema del peor momento, no supe qué responder. No me acordé de nada, pero sí, he tenido momentos bastante empelotantes, que deben ser comunes, yo creo:

Como cuando se cae la etiqueta de la bolsita de té dentro de la taza justo cuando se le está echando el agua caliente. O cuando uno va a comer y tocan el timbre, o va al baño a “descansar” y llaman por teléfono y no hay nadie más que conteste y la que llama justo es una tía viejita que ya ni escucha, que no te ve hace tiempo y por lo mismo se larga a hablar y uno ya está que no aguanta más, pero da lata cortarle.

O cuando en el supermercado justo faltan los 10 pesos que permiten deshacerse de tantas monedas y entonces hay que pagar con un billete y llenarnos de más monedas.

También, cuando uno iba saliendo atrasado a la u y justo aparecía la “Testigo de Jehová” o el dúo contrastado de mormones (uno chileno chico y medio morocho con un gringo rubio grandote) con ganas de conversar. Más encima, ahí uno se acordaba que se le había quedado algo: el celular, el pase escolar, la plata o los lentes. Peor aún, el CD con la presentación… y justo cuando uno tomaba el Cd que faltaba, llamaban por teléfono… la misma tía viejita que había perdido la dirección para ir de visita.

O cuando uno se estaba bañando y justo cuando uno estaba todo enjabonado se acababa el gas… y resulta que la recarga no se había comprado... ¡BRRR!! Peor, cuando uno se había echado el shampoo e iba a poner la botella en su lugar, la botella se caía y había que buscarla a ciegas en la ducha... (menos mal que uno se ducha solito)

O cuando uno iba al colegio y a los micreros se les ocurría justo lavar el micro con petróleo… sacada de cresta inminente. Claro, ahí estaban los incondicionales amigos que te ayudaban a enderezar. Peor, en todo caso, cuando al huevón del micrero se le ocurría justo parar dejando la puerta trasera frente al impertinente buzón que te atajaba cuando uno iba bajando… o cuando al micrero se le ocurría partir mientras uno apenas iba subiendo… y trataba de cerrarte la puerta más encima. Y como la micro iba partiendo, no faltaba el pendex que se te colaba con esas mochilotas de tortuga a la espalda y te dejaba abajo. Obligado a seguir luchando por hacer parar una micro.
Empelotante también cuando uno iba atrasado y justo cuando la micro había estaba a punto de pasar la primera luz verde después de tantas rojas, aparecía la señora impertinente que la hacía parar. "¿Pasa por Avenida Matta?" Y la micro tenía el medio letrero: "Gran Avenida-San Diego-Mapocho"

Otra cosa empelotante es cuando uno anda apurado en auto y aparece otro auto que va saliendo del estacionamiento... y el huevón no sale nunca. Si más encima se atraviesa, fijo que es una mina (no es que sea machista)
Bueno, paciencia, nomás... habrá que tenerla. No queda otra

No hay comentarios.: